Los concursos de acreedores empresariales alcanzaron los 162 en el mes de mayo, lo que supone multiplicar casi por cuatro los registrados en el mes de abril -durante las semanas más duras de la pandemia-, aunque entasa interanual se recortaron un 56%, según los datos de Informa D&B publicados este jueves. Por su parte, el pasado mes también se registraron 506 disoluciones, lo que supone un descenso respecto a las 557 del mes de abril y también una caída del 74% frente al mismo mes del año pasado.
El 82% de empresarios de Euskadi espera alcanzar la recuperación económica total antes de un año después de la crisis del coronavirus. La percepción de recuperación en la CAV es 2,2 puntos porcentuales más optimista que la del conjunto del Estado, según un estudio de Randstad.
En las crisis hay tres datos fundamentales para evaluar el alcance del problema: cuánto cae la economía durante la fase negativa, cuándo empieza a recuperarse y a qué ritmo lo hace. Y de estas cifras pueden salir grandes diferencias entre países, como sucedió en la Gran Recesión, ya que a Alemania apenas le costó un año y medio recuperar los niveles de actividad previos a la crisis mientras que a España le llevó nueve años.
En la anterior gran crisis, la financiera, el epicentro eran las entidades bancarias, y la falta de crédito fue una limitación esencial para la recuperación. La covid-19 ha pillado a trasmano a la economía, pero ahora existe la posibilidad de dotar crédito, de actuar rápido. Al menos, mucho más que hace 12 años. Tanto los bancos como los Gobiernos, en muchos países europeos, han entendido que había que hacer frente común para prestar dinero, compartiendo el riesgo de las operaciones.
Las empresas guipuzcoanas vieron reducidas sus ventas un 32,9% en abril, en comparación con el mismo mes del año pasado, según indica el informe mensual que publica la Hacienda foral sobre las compañías del territorio y que recoge ya el impacto de la pandemia del coronavirus. Más concretamente, las ventas en el mercado interior disminuyeron un 29,4%, mientras que las exportaciones lo hicieron un 39,5%; las importaciones cayeron un %27,3.
El debate acerca de las respuestas económicas a la pandemia, tanto a nivel europeo como nacional, se centra en la recuperación, obedeciendo a un calendario propio que no coincide con la dinámica de la crisis.
Las medidas de confinamiento y cierre de las actividades productivas decretadas para hacer frente a la pandemia del COVID-19 en España provocarán una caída del PIB para el conjunto del año en torno al -8,4%, situando la tasa de paro cerca del 19% en media anual (Torres y Fernández, 2020).
Desplome de las exportaciones en marzo. Como se esperaba, el coronavirus ha congelado el motor exterior de la economía vasca, aunque en este caso la lectura hacia fuera se solapa con la realidad de la actividad en el interior de Euskadi, completamente condicionada por la pandemia. Grandes exportadores como Michelin y Mercedes vieron reducida su actividad a la mínima expresión en la segunda mitad de marzo, mientras que otros gigantes como Petronor también han sufrido limitaciones a causa de la crisis sanitaria.
Los impactos del Covid-19 ya se empiezan a reflejar en los negocios de las compañías españolas. Según muestra un informe realizado por Axesor, la facturación empresarial en España ha caído un 30,6% en abril, en comparación con el mismo mes de 2019. Las pymes fueron las que más vieron contraída su cifra de negocios ya que retrocedió un 38,2% frente al 29,% de las grandes empresas.
El índice de producción industrial de marzo confirma el freno de la industria española con una caída del 12,2% anual. Aun siendo muy elevado el descenso, es menor al registrado en Alemania y Francia donde el confinamiento llegó más tarde. Italia, que estuvo todo el mes de marzo con confinamiento, ha reducido su producción industrial un 29,3% anual. Esta cifra nos sirve de referencia sobre el menoscabo que podremos ver en la producción industrial en abril.