Montserrat Calleja, profesora de Investigación del CSIC, cuenta el poco tiempo libre que le deja el día. “Normalmente me encuentras en el laboratorio”. Lidera el proyecto Nanoforcells, que estudia las propiedades mecánicas de las células y su relación con el cáncer. Ha presentado más de 10 patentes y es cofundadora de la empresa Mecwins, pionera en la comercialización de biosensores mecánicos. Su proyecto ha recibido el apoyo del capital privado, algo no muy común porque, dice, empresas como la suya necesitan un tiempo de maduración largo que los inversores no siempre entienden.
La empresa española corre el peligro de quedar definitivamente atrás en la carrera por la innovación y la tecnología, donde China, Corea del Sur, Israel o Estados Unidos parten con gran ventaja.
Conforme a la nota publicada hoy por EUSTAT, en el año 2018 se emplearon 1.423,4 millones de euros en actividades de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (I+D interna) en la C. A. de Euskadi, un 4,4% más que el año anterior y la mayor cifra de la serie histórica registrada, según datos elaborados por EUSTAT. Este es el tercer año de consolidación de crecimientos iniciado en 2016.
El Desarrollo Tecnológico y al Innovación constituyen ámbitos relevantes para asegurar la competitividad empresarial de nuestras empresas.
Los programas públicos de ayudas al I+D permiten afrontar parcialmente el esfuerzo económico que desarrollan las empresas.
Ahora bien, las Administraciones Públicas son cada vez más exigentes y estos programas constituyen instrumentos sofisticados que precisan de un conocimiento experto en la materia. Por ello, en ocasiones, las empresas no logran un retorno adecuado de los esfuerzos realizados para presentarse a estos programas.
Las crisis se pueden afrontar de varias maneras, apretando el cinturón o apostando por soluciones innovadoras. Una muestra de ello es el gasto en I+D que llevará a cabo Apple en 2019 tras ver cómo por primera vez en los últimos siete años los ingresos por ventas de sus teléfonos iPhone son inferiores al 50% del total, pasando a representar el 48% frente al 63% del último año.
La innovación tecnológica despunta en el norte de Europa, China y Estados Unidos pero no, desde luego, en España. Los resultados del Global Innovation Index –uno de los rankings más prestigiosos del mundo que miden la innovación tecnológica de un país– reafirman esta realidad un año más. España queda en la posición 29 de 129, una menos que el año anterior, dos menos que en el 2015 y tres menos que en el 2013.
La inversión española en conocimiento ha recuperado, un decenio después, los niveles de crecimiento previos a la crisis económica. En 2018, España habría invertido en I+D en torno a 14.900 millones de euros, una cifra similar a la de 2008 (14.700). La tasa de crecimiento de la inversión en I+D estaría cerca del 6,5%, por encima del 6,1% observado un año antes. Son las conclusiones más relevantes de un nuevo modelo de estimación sobre actividad en I+D desarrollado por la Fundación Cotec, el primero de este tipo que se realiza en España.
La ingeniera de telecomunicaciones Ivana Gasulla, nacida en Valencia en 1981, forma parte de la élite científica europea. Su equipo desarrolla una fibra óptica ultrarrápida para incrementar la velocidad de conexión a Internet.
¿Quién creará el primer ordenador cuántico? ¿Encontraremos soluciones viables para eliminar los residuos plásticos? ¿Seremos capaces de desarrollar terapias genéticas que erradiquen el cáncer?
Seguro que los centros de investigación, tanto públicos como privados, serán cruciales para el desarrollo de nuevas tecnologías y hallazgos científicos que respondan a los grandes retos actuales.