El PIB de España crecerá el 2,4% en el último trimestre del año, según un modelo de previsión compartido este martes por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones José Luis Escrivá.
La proximidad de una campaña de vacunación junto con los resultados registrados por los sectores que menos dependen del contacto humano, como la industria y los servicios profesionales, han despertado una cierta esperanza. La Bolsa lo ha celebrado con el mejor mes de noviembre de su historia.
Por fin un poco de oxigenación, pero sin hiperventilar. El Producto Interior Bruto (PIB) de Euskadi creció un 15,5% en el tercer trimestre en relación al segundo, según datos elaborados por Eustat. Estos datos constatan un fuerte impulso de la actividad durante los meses de verano, en cierta forma lógica tras el derrumbe de los meses anteriores. Es decir, se creció mucho, pero partiendo de una posición muy baja.
El Banco de España realiza por primera vez una estimación de la supervivencia del tejido empresarial del país tras el paso del coronavirus. El 40% de las empresas en España sufrirá una presión financiera peligrosa para su viabilidad como consecuencia de la crisis, que terminará desembocando en problemas de liquidez y en el peor de los escenarios en situación de insolvencia. Las simulaciones del organismo elevan hasta el 10% de las compañías que se verán obligadas a desaparecer.
El mayor riesgo de que la crisis del coronavirus se prolongue en el tiempo es que se produzca una destrucción intensa de tejido productivo. De forma más mundana: cierre masivo de empresas que, a su vez, provocaría la pérdida de miles de puestos de trabajo.
Tras un 2020 para olvidar, las empresas empiezan a pensar en 2021, un año cargado de oportunidades y también de amenazas. A pesar del contexto todavía complicado, la industria española confía en dar un gran salto de inversiones el próximo año. La recuperación económica y las ayudas europeas actuarán como motor para arrastrar consigo la inversión privada.
La acumulación de un ingente volumen de deuda pública desde el inicio de la crisis ha abierto un debate acerca de su sostenibilidad. La Comisión Europea espera medidas de consolidación, “tan pronto como las condiciones lo permitan”, sin más precisiones. Otros abogan por la cancelación de la toda la deuda emitida por la pandemia a través de su monetización por el BCE, de modo que la política fiscal se vería así exenta de ajustes. Esta tesis, aunque incompatible con los tratados, gana terreno entre algunos Gobiernos, más recientemente el italiano.
Pilar Ruiz, de 33 años, es una rara avis. Mientras en abril el mundo parecía desmoronarse en plena pandemia y los ERTE desbordaban las oficinas de empleo, a ella la ascendieron en su trabajo como analista de negocios para una inmobiliaria. Su hermana Beatriz, de 27, se quedó donde estaba: en su puesto de médico residente en el centro de salud de Aravaca y haciendo guardias en el hospital Puerta de Hierro de Madrid.
Las ventas de la industria vasca bajaron un 10,1% en septiembre en comparación con el mismo mes del año pasado, aunque moderaron su caída tras el retroceso del 23,1% registrado en agosto.
Según los datos publicados hoy lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los datos de Euskadi son peores que los del conjunto de España, donde el descenso de ventas de la industria en septiembre fue del 3,3% y el acumulado en los nueve primeros meses del año del 14,1%, frente al 19,5% del País Vasco.
Con el colapso de la actividad en sectores de enorme peso en nuestra economía como el turismo, la hostelería y el transporte, muchas empresas han contraído un volumen ingente de préstamos que las sitúa al borde de la insolvencia. Según estimaciones derivadas de la central de balances, una de cada siete empresas, que dan empleo a cerca de dos millones de personas, está sobreendeudada.