En esta lamentable crisis del Coronavirus, China fue el origen de todo, al ser tanto donde se coció el funesto COVID-19 en un caldo de cultivo político-represivo que sólo propició su proliferación masiva, como por ser donde los primeros confinamientos masivos a nivel mundial llevaron a su economía a sufrir las dentelladas de la bestia socioeconómica más agresiva que hemos visto en el mundo desde hace décadas.
En el segundo trimestre de este año, el PIB del país asiático creció un 3,2% interanual -superando los pronósticos de los analistas, que esperaban un 2,5%-, mientras que en el primero se había desplomado un 6,8% en lo que fue la primera caída del producto interior bruto chino desde 1976, como consecuencia del impacto de la crisis del coronavirus.
La Cámara de Comercio Europea de China se fundó hace veinte años. Y veinte años lleva reclamando a China que abra su mercado interno, que clarifique su ambigua legislación y ofrezca un marco empresarial basado en la transparencia y la reciprocidad. Pero la propia Cámara reconoce en su último Informe de la Confianza Empresarial en China, publicado esta semana, que el gigante asiático se limita a dar «pasos de bebé que no son suficientes».
La producción industrial de China aumentó un 4,4% interanual en mayo, el segundo aumento de 2020 tras crecer un 3,9% en abril, lo que evidencia una recuperación tras el impacto de la crisis del coronavirus en la economía del gigante asiático.
La cifra, hecha pública hoy por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), está sin embargo por debajo de las previsiones de los analistas, quienes apuntaban a un crecimiento de cerca del 5% para ese mes.
La airada guerra comercial inicial con China, se ha ido transformando poco a poco en un conflicto a gran escala, y la retórica ya alcanza cotas que denotan una gran agresividad, con tintes incluso bélicos por momentos. El Coronavirus tan sólo ha exacerbado la dinámica en sus relaciones con China en la que algunos países ya estaban instalados, escalando progresivamente los motivos para seguir incitando a sus poblaciones hacia el enfrentamiento, por ahora, dialéctico y comercial (y que conste que motivos no faltan precisamente).
La producción industrial de China creció un 3,9% interanual en abril, la primera vez que ha registrado un incremento en lo que va de 2020, un periodo en el que la economía del país asiático se ha visto fuertemente afectada por la crisis del coronavirus, informa hoy la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
La cifra está muy por encima de las previsiones de los analistas, quienes apuntaban a un crecimiento de cerca del 1,5% en este período.
Las ventas de automóviles en China repuntarán levemente en abril poniendo fin a dos años de caídas y lo que significa que el mercado automovilístico más grande del mundo comienza a recuperarse del impacto sufrido por el coronavirus, según previsiones de la Asociación China de Fabricantes de Automóviles (CAAM, por sus siglas en inglés).
El producto interior bruto (PIB) de China cayó un 6,8% en el primer trimestre del año, la primera contracción de la economía del gigante asiático desde 1976, lo que confirma los serios efectos causados por la pandemia de coronavirus en el país, ha informado hoy viernes la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).
La crisis del coronavirus ha convertido a España en uno de los principales suministradores de carne de cerdo de China. Las ventas de carne porcina al gigante asiático se han multiplicado por cuatro en los dos meses transcurridos entre diciembre de 2019 y enero de 2020, según los datos que maneja la Secretaría de Estado de Comercio, pasando de 71 a 278 millones de euros en comparación con el mismo período.