Hace un poco más de 35 años, el transbordador Challenger se destruyó en una tremenda explosión, 73 segundos después de su despegue, a la vista de medio mundo y de algunos familiares de los siete astronautas, expresamente invitados por la NASA a seguir el lanzamiento desde la tribuna de VIP del Centro Kennedy. Fue una tragedia de la cual la NASA a duras penas se repondría. Pero, por desgracia, no era algo completamente inesperado.