La crisis sin precedentes en las últimas décadas provocada por el coronavirus se manifestó con toda su virulencia en España y Europa en el segundo trimestre.
Los fallos judiciales del Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) de los últimos cuatro años y el del Tribunal Supremo de este año en el caso de las tarjetas revolving han enmendado la plana a las entidades, que en el caso de que todos los clientes afectados reclamaran y se les diera la razón, el peor escenario, podrían afrontar devoluciones por hasta 66.600 millones de euros. Sin embargo, es difícil que todos los usuarios afectados por estas cláusulas acaben tomando medidas.
Casi la cuarta parte de los bancos españoles presentaban pérdidas en el primer trimestre del año, según los estados financieros publicados ayer por la Asociación Española de Banca (AEB). Los datos distribuidos por la patronal bancaria recogen las cuentas individuales de 42 entidades españolas, de las que 10 arrojaron un resultado negativo en el trimestre. Un año antes, fueron 8 bancos españoles los que presentaron números rojos.
Los bancos se preparan para una oleada de ajustes, que incluirán sí o sí, nuevos despidos masivos y cierres de oficinas. La crisis que dejará el coronavirus ya ha acelerado los planes de recortes que tenían planeados llevar a cabo distintas entidades este año, como Bankia, Sabadell y BBVA.
La Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), ha publicado este lunes el séptimo ejercicio de transparencia en toda la UE. La EBA realiza esta divulgación de datos para conocer cómo está la banca ante la crisis de la covid-19, con datos a 31 de diciembre de 2019.
Las entidades financieras han superado ya el medio millón de operaciones avaladas por el Instituto Oficial de Crédito (ICO) a empresas, pymes y autónomos, que suman una financiación al tejido productivo de 63.144 millones de euros.
Del total inyectado, 48.224 millones de euros han sido garantizados por el Estado, según los últimos datos disponibles referidos hasta el pasado 31 de mayo y facilitados por el Ministerio de Asuntos Económicos.
El sector financiero vive el confinamiento en torno a una hoja de excel. Pasado el primer arreón de la crisis en el que las prioridades fueron mantener la operativa a distancia y poner en marcha las líneas ICO y las moratorias, la banca y sus supervisores han entrado en fase de evaluación de daños. Este trabajo tiene todavía más preguntas que respuestas, a la espera de cómo sea la desescalada, la intensidad de la recuperación y si hay rebrote en otoño.
Todavía no se tiene claro cuál va a ser el proceso de recuperación de los efectos negativos que está dejando el coronavirus, pero lo que se debe tener claro que en la recuperación debe estar involucrado el sector bancario para llevar la financiación a las maltrechas cajas de muchas empresas.
BBVA tiene un problema; además, importante. La entidad desveló que su ratio de capital de máxima seguridad descendió dramáticamente en el primer trimestre de 2020. En concreto, su colchón más solido de dinero, el denominado CET1 fully loaded, cayó al 10,84% desde el 11,74%. Una situación embarazosa para el banco que dirige Carlos Torres, ya que dicha partida es clave para los inversores, dado que sirve para mucho más que como una medida de solvencia.
Las carteras de deuda pública han vuelto a cobrar importancia en los bancos españoles. Los directores financieros elevan su relevancia en esta crisis por los ingresos que generan los cupones de los bonos y el comercio con los mismos.