Ernst & Young (EY) recortó su plantilla por primera vez en 14 años durante el ejercicio fiscal 2024, concluido en junio, cuando pasó de emplear a 395.442 personas a 392.995, unos 2.447 trabajadores menos (-0,6%), pese a lograr una facturación récord de 51.200 millones de dólares (47.300 millones de euros).
El ajuste ha sido generalizado en todas las divisiones de la compañía, desde la tributaria hasta la de consultoría. Solo la de seguros engrosó el número de trabajadores durante los doce meses en un 1,9%.
Deloitte España ha aprobado la mayor reorganización de su negocio en una década, siguiendo las directrices de la multinacional comunicadas el pasado mes de marzo a nivel global.
La Administración General del Estado se ha consolidado como uno de los grandes clientes de las big four, las cuatro grandes firmas de auditoría y consultoría a nivel mundial.
La futura escisión de los negocios de consultoría y auditoría de la big four EY deberá ser repensada. Así lo ha decidido la cúpula global de la firma de servicios al comprobar que todavía restan demasiadas cuestiones por resolver.
Tú a consultoría, yo a auditoría... Las firmas de servicios profesionales afrontan con la próxima partición salomónica de la empresa de servicios profesionalesEY (también conocida por su denominación anterior Ernst & Young) un evento que se compara con la reconversión que siguió a la caída de Arthur Andersen hace dos décadas tras los escándalos contables de Enron y Worldcom.
La división de EY en dos negocios –una consultoría y una auditoría– es una clase magistral de complejidad. Para empezar, solo se producirá si los socios de unos 75 países se ponen de acuerdo. Pero también hay otros con opiniones firmes y un interés en el resultado.
La decisión del comité ejecutivo global de EY de iniciar el proceso para separar sus negocios de auditoría y consultoría puede suponer la mayor transformación del sector de las empresas de servicios profesionales de los últimos años... o no.
EY quiere separar en dos su negocio: la auditoría, por un lado, y la consultoría, por otro. Se trata de evitar conflictos de intereses, pero la operación no está exenta de dificultades. El responsable de dirigirla es Carmine Di Sibio (Frigento, Italia, 1963), de nacionalidad estadounidense. Es desde 2019 el presidente mundial y consejero delegado de EY, antes conocida como Ernst & Young.