El mercado de petróleo cuenta cada vez con fuentes más fiables y diversificadas. Frente al férreo oligopolio de hace tan solo dos décadas, hoy hay grandes productores de crudo independientes en América (EEUU, Canadá, Guyana o Brasil) y futuras promesas en África.
Rusia sigue colocando su petróleo por todo el mundo y Occidente apenas ha podido evitarlo. Los países del G-7 con EEUU al mando y la Unión Europea han aprobado sanciones y un tope de precio al crudo ruso con el que torpedear la principal fuente de financiación de Moscú para su esfuerzo bélico en Ucrania, pero al mismo tiempo no convulsionar el mercado mundial del petróleo.
La crisis del mar Rojo está perdiendo relevancia en los medios y en los informes de las casas de análisis, pero lo cierto es que sigue modificando y transformando las cadenas de suministros y su funcionamiento a nivel global, generando cambios importantes a miles de kilómetros del propio mar Rojo.
El arrastre de un ancla o una explosión deliberada podrían ser las causas más probables de la fuga en el gasoducto Balticconector entre Finlandia y Estonia que se produjo el pasado domingo y obligó a cortar el flujo de gas, según las hipótesis que maneja este miércoles la prensa finlandesa.
Apagar el sistema de localización se está convirtiendo en un ejercicio cada vez más extendido entre los buques que transportan petróleo ruso. El objetivo es esquivar los controles que el G7 impuso al crudo del Kremlin tras iniciar la guerra en ucrania y la triquiñuela estaría suponiendo un negocio oculto de miles de millones de dólares.
Más de 30 barcos que transportan gas natural licuado (LNG por sus siglas en inglés) están inactivos frente a las costas de Europa, mientras esperan a que los precios del mercado aumenten, según una información del Financial Times(FT), con datos de Vortexa.
"Podemos constatar que ha habido detonaciones en el Nord Stream 1 y 2 en la zona económica sueca que han provocado amplios daños en las tuberías", señala la Fiscalía sueca.
Varias fugas detectadas en los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2, que discurren en paralelo por el lecho del mar Báltico entre la costa rusa y la alemana, mantienen en alerta a las autoridades alemanas y a las de Dinamarca y Suecia, por cuyas aguas territoriales pasan las canalizaciones. La Dirección General de Energía de Dinamarca ha declarado este martes la emergencia en los sectores eléctrico y gasístico y ha establecido una zona de seguridad como medida de precaución. La navegación está restringida en la zona. Por el momento se desconoce la causa de las fugas.