Moscú parecía un paraíso de capitalismo hasta que llegó el invierno de 2022. El nuevo distrito de negocios, Moscow City, se había llenado de rascacielos y la capital albergaba el centro comercial más grande de toda Europa. Aviapark, en el norte de la capital rusa, presumía de más de 500 tiendas repletas de marcas occidentales y un acuario ornamental que batía récords mundiales.
La economía de Rusia está manteniendo el tipo pese a las fuertes sanciones impuestas por Occidente. El PIB podría incluso terminar creciendo este año contra todo pronóstico. Una parte de esta sorprendente resiliencia parece estar directamente relacionada con la 'desaparición' de millones de euros en artículos que exporta Occidente y que a su vez son bienes clave para la industria y el ejército ruso.
Sin los ingresos extraordinarios del petróleo y el gas logrados durante 2022, Moscú está teniendo serios problemas para financiar la guerra. El Gobierno de Vladimir Putin ya ha gastado todo lo que tenía presupuestado para este año y eso que solo han transcurrido cuatro meses contables para las finanzas de rusas.
El conflicto en Ucrania ha supuesto el fin de muchos negocios, pero también la aparición de nuevos. Muchos han puesto el foco en los sectores relacionados con los enfrentamientos, que no solo implican las armas de fuego o nucleares, ya que, actualmente, la guerra se puede hacer de muchas formas. Es el caso de una empresa británica que ha vendido a Rusia productos electrónicos por valor de 1.200 millones de dólares.
La demanda de su petróleo y gas se ha visto asfixiada. Las sanciones empiezan a hacer mella. Los costes de una guerra que el Kremlin esperaba que acabara en cuestión de semanas están aumentando de forma descontrolada, y el Estado tiene que recurrir cada vez más a préstamos para seguir adelante. Incluso aliados del régimen como el multimillonario Oleg Deripaska advierten ahora de que Rusia está a punto de quedarse sin dinero. Vladimir Putin ignoró casi todas las lecciones de la historia cuando invadió Ucrania hace poco más de un año. Pero la que más le perseguirá es ésta.
Se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania y, tras las sanciones impuestas por parte de Occidente es el momento de valorar el impacto económico que han tenido en la economía rusa.
El producto interior bruto (PIB) de Rusia sufrió una contracción del 2,1% en el conjunto del año 2022, según la primera estimación del dato anunciada este lunes por sorpresa por la agencia estadística rusa Rosstat, que había retrasado la publicación del dato al miércoles 22 de febrero desde la fecha inicialmente prevista del pasado 17 de febrero.
La caída del 2,1% del PIB ruso, a pesar de suponer un profundo deterioro respecto de la expansión del 5,6% de la economía del país euroasiático en 2021, representa una recesión menos intensa de lo previsto inicialmente.
Nissan ha vendido su negocio ruso a una empresa estatal por 1 euro, uniéndose así a una larga lista de compañías internacionales que abandonan el país.
Rusia corre el riesgo de entrar en una recesión más profunda a medida que las sanciones hagan mella en sectores estratégicos de su economía. La contracción será más contundente de lo que se espera actualmente y mayor que lo que recogen las cifras que da el país públicamente, según advierte un documento interno elaborado por expertos para el Gobierno ruso y al que ha tenido acceso en exclusiva Bloomberg.