NFC

La tecnología Near Field Communication (NFC) está recibiendo mucha atención últimamente. En su forma más básica consiste en un chip o ‘tag’ que contiene entre 96 y 512 bytes de memoria, que se pueden leer simplemente acercándolo a menos de 4cm de un lector. Este chip es pasivo, no requiere alimentación. Esto hace que sea muy fácil alojarlo en todo tipo de ubicaciones, como en las típicas tarjetas de acceso a oficinas que basta con pasar cerca del lector.

Esta tecnología es estándar desde 2003, por tanto no es que sea tan novedosa. De hecho se ha empleado masivamente en la tarjeta Oyster en el Metro de Londres. Lo que pasa es que últimamente se le está encontrando unas aplicaciones muy innovadoras. Algunas son más obvias, como por ejemplo de llave de coche con funcionalidades extendidas, sin embargo otras no lo son tanto, por ejemplo una empresa india propone un sistema de gestión de garantías, en el cual el tag se empotra en cada producto y almacena en el momento de la compra los datos de la garantía, librando así al cliente de mantener la farragosa documentación en papel.

Pero la aplicación de la que más se está hablando, en la que se alinean rápidamente las grandes marcas y se habla de ingentes cifras de negocio, es la posibilidad de hacer pagos con el móvil, reemplazando al dinero en metálico y a la tarjeta de crédito. Para ello hay que embeber un tag NFC en el móvil, cosa que Google ya ha hecho en su modelo Nexus S, y los demás fabricantes le siguen rápidamente. Los grandes nombres de las tarjetas de crédito, las operadoras y las empresas tecnológicas están ya realizando numerosas pruebas piloto de estos sistemas, en España y también en Euskadi. Gartner prevé un importante desarrollo de este negocio, y que su madurez se alcanzará en 2015.

Se ha formado también una gran alianza en Corea entre organismos del gobierno y empresas tecnológicas. Su objetivo es perfeccionar en su país la tecnología, integrando hardware, software, infraestructuras y servicios, para luego expandirlo a nivel mundial. Es una apuesta de volumen cuyo objetivo es facturar 1.000 millones de dólares y generar 5.700 empleos en los próximos 5 años.

En principio parece que el cambio no es muy disruptivo: simplemente se sustituye una tecnología de ‘lector magnético + tarjeta’ por una de ‘lector NFC + móvil’. Según los críticos, esto es un mero cambio en la tecnología que no altera la cadena de valor y afecta sobre todo a los proveedores de las terminales Point of Sale. Puede optimizar algunos procesos de pago, hacer más cómodos algunos servicios, y poco más.

Pero hay quien está viendo mucho más allá: al reunir en un mismo dispositivo móvil GPS, mapas, cámara de foto y vídeo, reproductor multimedia, conexión a Internet y pago mediante NFC, empresas como Google están visualizando un futuro en que recibimos publicidad personalizada, cupones de descuento y ofertas en función de nuestra localización (con servicios como Groupon o Google Offer), con las compras recibiremos y almacenaremos los puntos de fidelización en el mismo dispositivo. Y viendo que las empresas de crédito, bancos, operadoras y tecnológicas se van a comer todo el pastel de los pagos con el móvil, probablemente la gran oportunidad de negocio en este sector para los años venideros esté en los servicios avanzados capaces de sacar partido a todas las capacidades de estos dispositivos.

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