Cada vez estoy más convencido de que, en lo que respecta a la innovación y su gestión, la tecnología tiene un rol mucho menos relevante al que se le confiere. Puedo estar equivocado, pero pienso que la clave de la supervivencia de cualquier organización tiene mucho más que ver con la cultura y el desarrollo de hábitos y prácticas organizativas que permitan adaptar modelos de negocio y formas de hacer que con el raca raca tecnológico habitual. No niego la importancia de la tecnología, pero me parece que esta obsesión tecno fetichista nos está volviendo miopes.
Pocas empresas pueden ser innovadoras y eficientes al mismo tiempo. Pero hay algunas que lo consiguen.
A partir del comportamiento de las 2.500 empresas, se observa que el 2% supera al resto en mantener su capacidad de crecimiento y rentabilidad tanto en los buenos tiempos como en las coyunturas desfavorables.