En 85 días, el volcán de La Palma escupió más de 200 millones de metros cúbicos de lava líquida. Una vez solidificada, ha formado un imponente edificio volcánico en el que destacan varios jameos. Estos agujeros en las coladas son la entrada a un laberinto de túneles de lava que surcan el interior del volcán y que pueden tener más de 10 kilómetros de largo. Nadie ha podido explorarlos aún porque las temperaturas en su interior siguen siendo infernales.
Nieves Sánchez ha visto la terrible destrucción de la que es capaz un volcán. En 2018 esta investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) viajó a la zona arrasada por el Volcán de Fuego en Guatemala, una de las erupciones más mortíferas de los últimos años. Su narración pone los pelos de punta. “El volcán golpeó una zona muy pobre”, recuerda.