Contabilizar el daño económico que ha sufrido Ucrania en los últimos tres meses puede parecer imposible, pero es la tarea que está llevando a cabo la principal institución económica del país, la Kyiv School of Economics (KSE), junto con el Gobierno.
Nueva ronda de sanciones estadounidenses contra Rusia. En una rueda de prensa en la Casa Blanca, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunció que apoyará la expulsión de Rusia de la lista de Naciones Más Favorecidas (NMF), con las que el país estadounidense comercia sin aranceles especiales. La decisión se produce en conjunto con el G-7 y los líderes de la Unión Europea.
La lista de empresas que se manifiesta contra la invasión de Ucrania se sigue incrementando: EY, PwC, KPMG, Samsung, Netflix y AMEX, son algunas de las nuevas compañías que han anunciado que cortan lazos con Rusia por estar en desacuerdo con la agresión desencadenada por el Gobierno de Vladimir Putin.
Un solo movimiento, la invasión de Ucrania, decretado por un solo hombre, el autócrata ruso Vladímir Putin, ha cambiado el horizonte de expectativas de toda una región. Nadie lo tenía en su hoja de coordenadas hace unos meses, pero lo improbable ya es un hecho. Y Europa Central y del Este, protagonista de uno de los grandes milagros económicos —y de convergencia— de las dos últimas décadas, ya lo sufre.
Los diversos sectores de los que están compuestas nuestras sociedades, con independencia del tipo de régimen político que las rija, no son compartimentos estancos, sino que están estrechamente entrelazados. Pensar que la geopolítica es el pasatiempo de los poderosos puede servir para calmar nuestra ansiedad y encubrir nuestra ignorancia, pero no podemos dar la espalda a las realidades del poder si queremos comprender, por ejemplo, la evolución de la economía mundial. La presente invasión de Ucrania por parte de Rusia lo ha demostrado de la forma más burda y cruel.
Los seguros de impago de la deuda rusa se han disparado a cinco días de la invasión de sus tropas en Ucrania. En estos momentos, los CDS (o credit default swaps, en sus siglas en inglés) que cubren la posible quiebra del país apuntan a una posibilidad del 56% de que el país no pueda pagar su deuda y quiebre, es el nivel más elevado desde la crisis de 2008.
Una crisis. Una operación especial. O una “nueva situación”. Con estos términos, pero en ningún momento las palabras “guerra” o “invasión”, ha descrito China los acontecimientos en Ucrania desde que el pasado jueves las tropas rusas obedecieron la orden de su presidente, Vladímir Putin, y asaltaron el país vecino.
Que buena parte de los conflictos militares modernos tienen detrás intereses y efectos económicos es de sobra conocido. Sin embargo, poco a poco, estas contiendas están adquiriendo nuevas dimensiones con una complejidad estratégica muy importante. Es algo más de un toque de atención para los responsables de las políticas económicas y monetarias. En el tira y afloja de las últimas semanas, la baza de la UE y de Estados Unidos ha sido, principalmente, el establecimiento de sanciones.
La acumulación de tropas rusas junto a las fronteras de Ucrania ha logrado un primer objetivo. El cerco militar del presidente ruso, Vladimir Putin, ha desestabilizado la economía del país vecino y ha obligado al Gobierno ucranio a pedir ayuda financiera internacional.