A última hora del sábado, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunciaba que la Unión Europea se comprometía a desconectar de SWIFT, un sistema internacional de comunicaciones financieras, a una serie de bancos rusos. ¿Cuáles? Esa ha sido la pregunta que ha tenido a los diplomáticos europeos ocupados desde entonces.