La invasión rusa en Ucrania ha vuelto a mostrar la elevada dependencia energética de España, que apenas produce el 0,2% de los recursos que consume. Esa circunstancia le obliga a importar crudo y gas de otros países y a estar sometida a posibles tensiones en la oferta y en el precio si las naciones productoras sufren recesiones económicas (Venezuela), conflictos armados (Rusia) o disputas regionales (Catar).