En un contexto normal, España compraba más energía de la que vendía a Francia, a quien históricamente le ha comprado electricidad producida en las centrales nucleares. La situación, sin embargo, empezó a cambiar a finales del 2021, cuando las exportaciones al país vecino pulverizaron todos los récords. Una tendencia que se acentuó con el estallido de la guerra en Ucrania y que ahora las eléctricas prevén que se mantenga "a niveles máximos" por la aplicación del tope del gas o "excepción ibérica".