En 2010, un genetista sueco que había pasado su juventud obsesionado con la idea de recuperar material genético de una momia egipcia, logró un hito muchísimo mayor. Svante Pääbo desveló ese año el primer genoma de un neandertal, la especie más cercana a la nuestra, y confirmó que hace decenas de miles de años tuvimos sexo e hijos con ellos. Fue un auténtico cataclismo en la historia de la evolución humana, y su efecto sigue presente en la mayoría de habitantes del planeta, que aún portan un pequeño porcentaje de ADN neandertal en cada una de sus células.