La necesidad de un suministro seguro a bajo coste ha sido un imperativo estratégico para la mayoría de los gobiernos nacionales, un aspecto clave del desarrollo económico y una parte esencial en nuestro estilo de vida. Pero el crecimiento económico también ha estado históricamente vinculado al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se debe a que el 80% de nuestro consumo energético se basa en combustibles fósiles, obtenidos mediante procesos de combustión que generan el 73% de las emisiones mundiales.