La banca española se dejó 17.000 millones de capitalización solo el pasado lunes tras la debacle del Silicon Valley Bank (SVB). La mayoría de expertos no tardó en salir al paso de los agoreros que resucitaban fantasmas del pasado para alertar de que la situación no era extrapolable a la crisis de 2008. En efecto, el balance del SVB no podía ser más particular y la gestión del mismo más agresiva y errática.