Todos los consensos sobre los que se levantaba el capitalismo del siglo XXI parecen haber saltado por los aires. Uno de los más destacados es el de la posición de la industria, en este caso física. Durante muchos años los países occidentales aceptaron deslocalizar sus fábricas a cambio de acceder a bienes de consumo baratos producidos en otros rincones del planeta. Esto tuvo efectos positivos y negativos. En el camino engrandeció a China.
Ahora la globalización parece estar cuadrando el círculo.