Desde hace unos años, no hay respiro para la automoción valenciana. Primero fue la pandemia y la ruptura de las cadenas de suministro y mientras, la urgencia de la transición al eléctrico. Entre tanto, los Perte en el sector, proyectos como la gigafactoría de baterías de SEAT-Volkswagen en Sagunt y la determinación de Ford para quedarse en Almussafes dieron días de gloria que, sin embargo, no han evitado que sobrevuele ahora una sensación agridulce.