El pasado 7 de junio, la inversión en Defensa del Gobierno cambió de la primera a la quinta marcha con la diana puesta en alcanzar un gasto equivalente al 2% del Producto Interior Bruto antes de terminar la década, tal y como se ha comprometido ante la OTAN.
Los 600 millones invertidos hasta la fecha suponen una pequeña parte del dinero que la UE pretende destinar a investigación en armamento durante los próximos años. Corresponden a dos planes piloto –Preparatory Action for Defence Research (PADR) y European Defence Industrial Development Programme (EDIDP)– que suponen la antesala del Fondo de Defensa Europeo, que destinará unos 8.000 millones de euros en investigación armamentística entre 2021 y 2027.
Las buenas intenciones que mostró Pedro Sánchez al llegar a la Moncloa sobre limitar las exportaciones de armamento a regímenes que vulneran los derechos humanos duraron pocos meses. En verano de 2018, el Gobierno congeló de facto las exportaciones de armamento a Arabia Saudí y no autorizó ni un solo contrato de venta a este país durante el resto del año.
La situación de seguridad global es «tensa», «inusualmente grave», diagnostica Wolfgang Ischinger, el jefe de la Conferencia de Seguridad de Múnich que arranca esta tarde con la presencia de 40 jefes de Estado y gobierno, 60 ministros de Asuntos Exteriores y 40 de Defensa, además de otros 850 invitados de máximo nivel. Los debates e intervenciones partirán de dos hechos: el mundo se «desoccidentaliza» y el mundo se rearma.