El chip físico que identifica al cliente desaparecerá y provocará cambios como portabilidades exprés, el fin del 'roaming', la venta de servicios por los fabricantes y la necesidad de reconvertir las tiendas.
Las empresas del sector de telecomunicaciones, tanto operadores como fabricantes, afrontan este año una de las mayores revoluciones tecnológicas de las telecomunicaciones móviles: la desaparición de la SIM, la tarjeta chip que incorpora los datos del cliente y lo identifica ante la red del operador.