En 2006, Breakingviews criticó a General Electric por su dispersión. Argumentábamos que “disgregar la NBC haría de GE una empresa industrial más centrada”, aportaría unos 35.000 millones de dólares en efectivo y ayudaría al deseo del CEO, Jeff Immelt, de reforzar las finanzas del grupo. La única razón por la que GE se quedaba con el negocio de medios era porque a sus ejecutivos les gustaba codearse con las celebridades, escribíamos.
Bajo su mando, General Electric vivió sus mayores momentos de gloria. Jack Welch ha fallecido a los 84 años y pasará a la historia como uno de los directivos más carismáticos de Estados Unidos y mito de la gestión empresarial durante las últimas décadas del siglo XX,
«Es demasiado grande para caer». El mantra se repitió hasta la saciedad con Enron, una compañía energética estadounidense que en 2001 tuvo que bajar su persiana, dejando a 21.000 empleados en la calle, tras descubrirse el fraude que escondían sus cuentas: maquillaba sus titánicas pérdidas con la actividad de sus propias filiales, con el aval de la entonces todopoderosa Arthur Andersen, una de las cinco mayores auditoras del mundo, que hoy tampoco existe.
Las acciones de General Electric se han desplomado este jueves hasta un 15% en Wall Street después de que el analista Harry Markopolos, que en su día denunció la gran estafa de Bernie Maddoff, asegurara que las cuentas presentadas por el gigante estadounidense son falsas y que se enfrenta a la quiebra.
Markopolos ha publicado un informe que dice reflejar un enorme fraude de la compañía en la página web www.GEfraud.com, en la que describe un engaño "mayor que el de Enron", uno de los mayores escándalos financieros de la historia.
Efecto colateral inesperado en el atribulado proyecto de Waad Al Shamal, la enorme planta energética mixta gas-solar que General Electric (GE) construye en Arabia Saudí con Abengoa como subcontratista principal.
En las décadas de 1960 y 1970 Harold Geneen convirtió a ITT en un conglomerado que llegó a controlar más de 2.000 unidades de negocio en todo el mundo, desde los Hoteles Sheraton hasta Wonder Bread. En 1984, cuatro años después de dimitir de su cargo, Geneen dijo en su libro Managing que el tiempo había demostrado que "los escépticos estaban equivocados". "Los conglomerados no son abominables por naturaleza. Puede que haya que trabajar más que los que dirigen compañías que venden un sólo producto. Pero tienen ventajas importantes".
Por supuesto, GE no está muerto y podría revivir y florecer como empresa. Después de todo, IBM volvió de entre los muertos en la década de 1990. Sin embargo, el modelo de GE sí está muerto y hay una larga lista de posibles sospechosos.
"Se acabaron las vacas sagradas en Wall Street. Es necesario un cambio de cultura a todos los niveles. No lo dice un inversor descontento". Así se despacha John Flannery, el nuevo consejero delegado de General Electric (GE), tras analizar la delicada situación por la que atraviesa la empresa, uno de los símbolos tradicionales del poder industrial de Estados Unidos. La crisis que sufre el grupo es tan profunda que le va a llevar a desprenderse de su producto más icónico: las bombillas.
La multinacional tecnológica e industrial suiza ABB adquirirá la filial de soluciones industriales de General Electric (GE) por 2.600 millones de dólares (2.200 millones de euros),
La operación permitirá a ABB reforzar su posición como número dos en el mercado de la electrificación y sobre todo ampliar su acceso al mercado norteamericano, señaló el consejero delegado del gigante suizo, Ulrich Spiesshofer.
El gigante industrial General Electric prepara el despido de su primer ejecutivo durante los últimos dieciséis años: Jeff Immelt. El directivo abandonara la presidencia de la compañía en agosto y será sustituido por John Flannery, un veterano de la firma y responsable de la división de Salud Immelt, de 62 años, es el artífice de la decisión de General Electric de abandonar el negocio financiero para centrarse en sus orígenes: el sector industrial.