Hace unas semanas, Paulette Delgado publicó en estas mismas páginas un artículo sobre las consecuencias negativas de la actitud anticientífica, y sobre cómo ésta tiene cada vez más partidarios en nuestra época (un ejemplo de ello, nos explica la autora, es la cantidad de muertes derivadas de la propaganda antivacunas que arreció en la reciente pandemia de COVID).
El Joides Resolution es un barco impresionante.Tiene 143 metros de eslora y alcanza una altura de 62 metros sobre el nivel del agua gracias a su gran torre de perforación, pero lo más impactante es lo que no se ve: que gracias a esa estructura dispone de un mecanismo que alcanza profundidades de más de 8.000 metros para recoger sedimentos marinos.
A Pedro Miguel Etxenike, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica, le podría llevar toda una tarde (como poco) hablar de las utilidades del wolframio. Su pasión por la física y las innumerables y estratégicas propiedades de este material en diferentes campos, incluido el ámbito armamentístico, conforman un cóctel que invita a largas horas de charla.
A principios del siglo pasado, un hombre imaginó que una persona viajaba por el espacio metida en un ascensor. También pensó en escarabajos ciegos que recorrían superficies curvas. Era Albert Einstein y esos experimentos mentales le ayudaron a formular la teoría general de la relatividad sin recurrir a telescopios que eran inimaginables en su época.
The most comprehensive assessment of the energy output in the nearby universe reveals that today's produced energy is only about half of what it was 2 billion years ago. A team of international scientists used several of the world's most powerful telescopes to study the energy of the universe and concluded that the universe is slowly dying.
College students who take notes on laptop computers are more likely to record lecturers’ words verbatim and are thus less likely to mentally absorb what’s being said, according to a series of experiments by Pam A. Mueller of Princeton and Daniel M. Oppenheimer of UCLA. In one study, laptop-using students recorded 65% more of lectures verbatim than did those who used longhand; a half-hour later, the laptop users performed significantly worse on conceptual questions such as “How do Japan and Sweden differ in their approaches to equality within their societies?” Longhand note takers learn by reframing lecturers’ ideas in their own words, the researchers say.