La tasa de retorno en el I+D mide la capacidad de las empresas para recuperar por medio de la financiación pública el esfuerzo económico que desarrollan en materia de I+D.
Según el Informe Innobasque de Innovación 2020, la tasa de retorno media en I+D de las empresas vascas se sitúa en el 17,60%. Si tomamos en consideración las deducciones fiscales por actividades de I+D+i, la tasa de retorno asciende al 19,8%(ver presentación adjunta)
Jamás me ha gustado el término “I+D+i”. Surge de un modelo antiguo que acumula múltiples prejuicios y errores conceptuales. En primer lugar, mezcla inputs y outputs: la I+D es una medida de esfuerzo (de input); mientras que la innovación (la “i” minúscula) es un resultado (es una medida de output). La innovación es la “explotación con éxito de nuevas ideas o de nuevo conocimiento”. La investigación (“I” mayúscula) crea ese conocimiento, en las empresas o en centros públicos. Investigar exige recursos económicos para generar nuevo conocimiento.
La ciencia se mide mal en España, y eso dificulta la transferencia posterior al sector productivo. Se publica mucho, y bien en muchos ámbitos científicos, pero no se entra en el fondo de la cuestión, en la “incidencia, real” de esas publicaciones científicas que transmitan un conocimiento que pueda ser productivo. Los expertos llevan años señalando esa cuestión, pero no se traduce todavía en una reacción por parte del poder político, que ultima ahora la Ley de Ciencia.
La transferencia tecnológica entre la universidad y la empresa es como el valor en la mili: se le supone pero, ¿existe realmente? En todo caso, qué podemos hacer para que el mito se convierta en realidad y qué podemos esperar en realidad de la transferencia entre universidad y empresa. Como en muchos otros casos, lo primero que pensamos es que este es un problema de aquí; bueno, quizás no.
La inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo (OCDE) continuó creciendo en 2020, un año marcado por la crisis provocada por la pandemia de la Covid-1
En España existen cuatro regímenes fiscales diferentes para actividades de innovación: el general y los que se aplican en País Vasco, Navarra y Canarias. En este artículo compararemos los criterios del régimen común con los de los territorios forales. ¿Es casualidad que País Vasco y Navarra sean dos de las comunidades que más invierten en I+D+i?
A los guipuzcoanos nos debe de llenar de orgullo que una empresa como Added Value Solutions (AVS), ubicada en Elgoibar, esté presente de una manera importante en el proyecto más ambicioso de la NASA de exploración de Marte, porque pone de relieve no solo el alto nivel de conocimiento aplicado que existe en el territorio, sino la existencia de un nicho de actividad empresarial como es la industria científica en sus distintas variantes que debe ser prioritario potenciar e impulsar como un elemento estructural de nuestra economía.